Collage de trazos o intervención con hacha a textos varios
- Alain Kerriou
- 18 jul 2019
- 9 Min. de lectura
Para Lucrecio toda visión, era una eyaculación de átomos que rebota contra una lluvia de átomos en el vacío.

Trazo 1
Prender y apagar la luz, prender y apagar la luz, prender y apagar la luz. Juego con el apagador hasta el cansancio , miro la bombilla que a placer emite la descarga de su chispa, no hay chispa. Hay un fuego civilizado dentro de esa burbuja de cristal sellada, hay una corriente eléctrica que hace un corto y calienta así una laminilla, un filamento encapsulado, al vacío, y enciende, emite luz como algo perpetuamente carbonizado, al rojo vivo. Encapsulado en el vacío un filamento prende, como una mecha, hace visible la corriente eléctrica, dos polos que en corto permanente, como luz, encienden un fino hilo de metal. El hilo frágil, metálico y tembloroso, enciende y descarga una herida que supura en el vacío, un fuego civilizado se convierte en herida trágica, Prometeo encadenado es entonces visible, el fuego civilizado lo anuncia, lo recuerda. Prender y apagar la luz, juego al Prometeo encadenado, viendo la resistencia un instante, el filamento encendido, aún al desaparecer. Con la luz dejo herir mi retina, ambas… y comparto una herida, dos, retenidas y borradas de nuevo, para marcarse punzante otra vez. La marca, la huella se retiene, un instante, cierta duración y se remarca. Juego con el rastro, con la señal, con la herida de un hilo encendido en el vacío, y su grafía ausente me puntualiza y me somete, me subraya, me convierte en una materia que se deja afectar, que punza. Busco en la sombra un descanso.
Escucho el pulso de una sombra proyectada en la pared y la terrosa estampida de una línea de carbón que la circunscribe. La hija de Butades, de Corinto, proyecta la sombra de su amado y con mano hábil, poseída por un instante posterior a la concupiscencia, dibuja su contorno y marca sobre la pared un rastro del cuerpo, a partir de su sombra, para conservar viva en la memoria la imagen de su enamorado.
Trazo 2
Gracias al colegio por invitarme, gracias Germán, gracias María Laura.
Intento dibujar un contorno.
Me es raro y me es grato estar como ex alumno del colegio, aún no me siento como tal… pero me siento aquí, aún no asentado y me parece que es una invitación al tiro con arco. Apolo es la palabra que viene de lejos. El tiro al blanco : asumirse en una condición de finita permanencia, de un no asiento y de un no dar por sentado. El posible asiento esta suspendido, suspenso y móvil en el agua, es el agua y su forma es el vórtice. Es un flujo turbulento, en rotación, espiral con trayectorias de corriente cerrada, y conectado al todo en el que esta inmerso. Cinética, originaria en su inmersión, retomando siempre origen, impronta inevitable, se mantiene con una dinámica de fuerza autónoma, restaurada y siempre inacabada. Así me siento, así este asiento… Aquí me poso, posando ante ustedes como en una pose… entonces cito, cito a Giorgio Agamben “Los nombres – y todo nombre es un nombre propio o un nombre divino- son vórtices en el devenir histórico de la lengua. Remolinos en los que la tensión semántica y comunicativa del lenguaje se abisma en sí misma hasta volverse igual a cero. En el nombre ya no decimos -o todavía no decimos- nada. Sólo llamamos. Termino la cita.
Llamemos entonces, hacer una lista y sentir el vórtice del vértigo de las listas y llamar, traer a cuento, traer a cuento algunos nombres de este pasaje de maestría, aquí están los cómplices, invito a mirar-nos, dibujando el pasaje, y reconfortando al fantasma.
(5:40)
Trazo 3
La figura es un trazo que intenta dibujarse, un contorno que la mano acciona. Sola percibe superficie y se desliza. La mano sostiene un carbón de la fogata del festín, materia orgánica calcinada, línea porosa y continua es un ir que discontinua. Intento no temblar, siempre habrá una porosidad que me provoca. Miedo. No hay materia que friccione un plano tan imperfecto, como dos planos que se abrazan tan iguales que se funden. Fundar es poner una base que esconde el miedo, no hay escape. El punto visible es angustia invisible. Es síntoma. La perdida transparenta lo que marca. Hueco, abismo. La brújula es una maqueta de atracciones invisibles. Fuerzas. Encontrar es tantas veces el choque de lo incierto. No hay igual, parecerse es una grata ficción. 2 tantas veces dos. Evidencia truco de lo igual. Circunscribo una huella encontrada, la fogata la delata como una braza. La continencia de un contorno es una ficción de pertenencia. La propiedad es un bocado , muerdo y trago para desaparecer mi olor que acerque al dueño de esa huella. Intento ser perfume entonces. Temo que vuelva el cuerpo de esa incisión y me devore. La voracidad es un sujeto y trato de perderme en el ganado, no hay escapatoria en tierra de lobos. Es una amenaza. Es una caza con Z. Es una casa con S.
Se anuncia al lobo, que per se me asecha , ominoso, lo siniestro es una caza con Z en una casa con S. Seguir la huella que me sigue, que me habita per se. invisible el rastro inútil, de saberse antes ya seguido y encontrado. Figura de un perseguido, seguido per se por ese lobo. Contenido por él, en su territorio que es el mío. Fabulo. La figuración es siempre el comienzo de una fabulación.
Regreso sobre mis pasos, buscando mis huellas borradas, me reconozco, me encuentro con otras, de otro que me actúa o un yo poseído, de vuelta a mi voz que es la mía que suena y otra que me habita, casa con S como un locus, caza con Z como un lupus. El tirano dice lukos , como el más fuerte capaz de devorar a aquellos que gobierna. Loba, Remo y Rómulo, Roma.
El verbo romano excitare , son los gritos con los que se obligaba a los perros a levantar a la presa, los hombres se aplicaban a sí mismos la palabra excitare, comparándose así con los lobos que habían domesticado con el fin de mejorar la depredación de las presas. El hombre se siente acosado por el deseo como por un lobo, dice Pascal Quignard.
La excitación de la caza, los gritos que alientan a la bestia canis a recoger la presa. Alentarlos con las voz bestial, traer lo muerto aún caliente en sus fauces. Apretar la carne de una presa, salivar el gusto de la vida que se apaga, el tiro de gracia a través del canino, del canis lupus, de las fauces, los dientes, la mordida en lo momentáneamente vibrante, en el cruce. En lo oblicuo, es donde el ojo saliva. Devoración y voracidad. Simulacro que anuncia la guerra, la depredación.
La imagen como simulacro. La semejanza, la analogía como fábula, figurar. Aparecer con una máscara o la vuelta a lo invisible, o a lo indirecto. Pienso en Perseo:
Perseo les sustrajo a la ninfas, los cuatro objetos mágicos contra el rayo visual de la muerte. El primer objeto mágico era el kynée, que era el gorro de piel de lobo del dios de los muertos que hace invisible al que lo lleva, porque la muerte encapucha de noche a los vivos. Lo invisible pareciera hermano de lo leve, cuando son las palabras silenciosas las que aportan tempestades, la palabra muda es un edificio tácito, la calma chicha en los mares que anuncia el sacrificio. Agamenón sacrificando a su hija Ifigenia , destina entonces el hacha de Clitemnestra que cortara su cuerpo, como quien tala un árbol. Quemando la raíz, la espada de Orestes, como punzón que no atraviesa el sexo de su madre, lo atraviesa, abriendo la raíz, la sangre de los atridas. Las Erinias sedientas de aplicar la ley por el delito a la genealogía, hijas de sangre sobre la tierra del sexo cortado de su padre Cronos, devorador de sus hijos , mutilado por su hijo Zeus. Devorar, comer, masticar, tragar, vociferar, salivar, matar, traicionar, engañar, dominar, escupir, deglutir. Zeus tragando a su pareja Metis, portadora de astucia y metamorfosis, para apropiarse de sus cualidades.
Las palabras griegas eikón, eídola, significan las imágenes, los iconos, los ídolos. En latín los simulacra , los simul, son los soportes de los fantasmas , de las imágenes luminosas. Los dioses eran sobre todo compañeros imaginarios, simul, dobles, personajes, máscaras dionisiacas. De la pintura antigua se decía, que consistía en máscaras de teatro para asustar a las almas débiles, fabricadas por escultores y pintores pagados por los jefes de estado.
Trazo 4
El reloj fue la metáfora en la que cristalizo la mecanización del cuerpo, el artefacto máquina por excelencia y Dios pasó a ser el gran relojero y los elementos mecánico del artefacto físico se convirtieron en modelos que servían para explicar el mundo. La fisiología moderna, se convirtió en la fisiología de lo político, es el cuerpo del estado, de la república, una prótesis mecánica, creada a semejanza de la figuración natural , organicista y mecánica del cuerpo humano. Monstruo a su vez, siniestra, y amenazadora soberanía puesta en el animal máquina o en la máquina animal.
Trazo 5
Con paso ambivalente, entre las sombras del desparpajo y del despojo, camino a tientas en un jardín interno protegido por una carpa circense, el anuncio luminoso de la gran familia del espectáculo disfraza a una hora ya desvelada la función acabada. Titila, prende y apaga, titila apaga y prende, parece más la entrada a un cabaret trasnochado que intenta señalar un urgente capítulo policiaco que esta por ocurrir. La loneta ahulada de esta arquitectura efímera, dibuja una gigante cebra entre los reflectores del desmontaje. Sin el maquillaje del gran show, las voces, los gritos, las cuerdas, los jalones de sogas y rechinidos de poleas; parece más un barco gigante azotado por la tormenta y Ulises amarrado al mástil… pero los reflectores delatan, develan ese intento de sueño marino. Los quarzos de uso rudo de 500 watts, van y vienen, como trafico anárquico de una fiesta de borrachos en el descampado y con los focos pelones. Un gran teatro de sombras sobre la cebra monocromática. Una caverna platónica, mega pantalla móvil de sombras para esta sociedad del espectáculo. El arte vivo del desmontaje, adelgazando la pose, señalando el aunque…, aunque nada sea cierto y todas las cosas sean fingidas, a estas alturas las butacas ya fueron guardadas, no hay más espectadores. Ambivalente y deslumbrado, encandilado dirían en ese pueblo michoacano donde me enamoré, sigo mi paso por al gran jardín interno y descampado de remolques. Al centro de ellos una pequeña nave central, la baby carpa le dicen, un día fue circo de cámara para vitrina de fenómenos, hoy es un cabaret mecánico, sex-show para autómatas y participes improvisados. Renta y venta. En las vitrinas huele a ron, tabaco, cera fundida y desparramada, metal fundido y látex industrial. Bajan entonces la cortina metálica de la accesoria, espero mi cita. En la oscuridad hay un concierto de péndulo y engranes, cuerdas varias y sutiles cadenas, fuelles, muelles. Se enciende los motores.
Trazo 6
Rojo, negro, rojo y negro,
Stendhal conoció la fiebre de la revolución y puso en manos de un muchacho las intrigas aristocráticas y eclesiásticas,
no parece casual que el muchacho sea un carpintero
y que el nuevo dios sea Napoleón.
La imagen busca morder otras colas y se atraganta en lo que imita ,
la mimesis aún es grandilocuente , el gran imitador,
la imitación que aún mima con lo real como un afuera,
ninguna mejor historia de ficción…
pero todo roza y se hace pedazos,
añicos tarde o temprano devela una piedra de toque que en su porosidad delata la hambrienta maquina social,
insatisfecha siempre insatisfecha deglute a sus hijos,
los fija en el trance de la aparente libertad…
escalar, escalar,
la escala social es un puñetazo de piel humana que reclama el buen funcionamiento del dispositivo,
no es una pelea callejera, toda trompada esta reglamentada,
ley,
suena la campana,
el réferi es quien representa al pulidor,
el espejismo pone en juego al fantasma de la institución.
el siglo XIX será un siglo de fantasmas, las peleas también serán públicas y privadas,
Los divanes se pondrán de moda,
El hipnotismo también,
la subjetivación es una sala de espera llena de invitados no deseados.
Calcular, querer, esperar, escalar,
hay un can cerbero en cada puerta, aunque se vean las nubes,
las puertas son carnada.
dedicarse a no hacer nada, mejor,
contemplar el presente en lo posible
consagrarse a la ociosidad como arte del presente,
esta pelea de box intenta abolir la jerarquía de las ocupaciones.
Me tambaleo y pido una cuenta de protección.
¡Fantasmas, fantasmas ¡
miren que detrás de una gasa siempre hay otro y un doble,
un semejante , un simulacro,
la mimesis se gasta como yeso acariciado o puesto a la intemperie besado por la humedad.
Ni siquiera las piedras y el mármol tallado serán piedra de toque,
todo será fragmento que desmonta nuestra pequeñez queriendo ser plomada,
pero plomada de una caña de pescar, así todo es fondo,
abismo,
Rodin deja que el peso caiga en una barriga que explota,
Inacabada y fragmentada denota lo que cayo de peso a una digestión con grados de temblor,
El tambor de piel humana redobla el sacrificio conduciendo a los soldados, al hombre común, a otra cañada.
Cae de peso, queda el elemento, la dispersión…
Entre los fragmentos la oreja de Camille Claudel tiembla a cada grito del general Rodin,
La voz del animal, del pueblo en la cañada, no callara hasta volverla loca,
Recluida su voz se convierte en espectro, con el gesto de una mano de mármol que deja a su maestro,
La piedra pulida es un silbido agudo de electroshocks
Todo será voz, será box, todo será voz, será box.
Con la revolución industrial la electricidad será el Pharmacon del fuego civilizado,
El espectro apersonado de la subjetividad se pone investiduras a dos polos chispeantes,
Hay un corto permanente y todo será shock,
Todo será box
y orejas de coliflor:
Esta oreja es de Camille Claudel
una coliflor después de una sesión de electroshocks
que la hermanaba con el monigote Frankenstein o mejor con la Eva futura.
La electricidad será dios, el fuego civilizado,
los nuevos prometeos jugaran a los nuevos fantasmas, la imagen en movimiento, la pre cinematografía será la persistencia retiniana,
superficie para dormir despiertos tomando café con los espectros.
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